Una rutina facial diaria debe tener al menos estos 3 pasos:
1. Limpieza facial: Una buena rutina de cuidado facial empieza por la limpieza del rostro, eliminando impurezas y luchando contra los agentes contaminantes y la excesiva grasa de la piel, como la suciedad, sebo y sudor acumulado, maquillaje, etc. La limpieza facial no solo mejora la textura de la piel, sino que prepara la piel para que los productos que se apliquen después se absorban mejor.
Si queremos profundizar en la limpieza de nuestro rostro, hay que saber que una limpieza total consta de dos pasos: limpieza en base acuosa y limpieza en base aceite, ya que cada producto elimina distintos tipos de suciedad acumulada en nuestra piel.
2. Hidratación facial: Otro imprescindible de un tratamiento facial es la hidratación de la piel. Este paso es fundamental para el cuidado diario de la piel, puesto que evita su sequedad y favorece la elasticidad, manteniendo la piel más joven y luminosa. Una hidratación adecuada ayuda a recuperar la vitalidad natural de nuestra dermis y ayuda a proteger a la piel contra agentes externos dañinos.
3. Protector solar facial: El protector solar es el último paso de la rutina facial y un imprescindible tanto en verano como en invierno para proteger la piel de los rayos solares y evitar el envejecimiento prematuro de la piel.
Si buscamos tratar un aspecto específico de la piel, entre el paso 1 y 2 podemos introducir un sérum facial, ya que su alta concentración de ingredientes activos y su textura ligera, que permite que penetre con mayor facilidad en las capas más profundas de la piel, hace que actúe específicamente en los signos del envejecimiento, tales como arrugas, manchas o pérdida de firmeza. "